viernes, 9 de febrero de 2018

DIFERENCIA ENTRE BILL OF LADING ORIGINAL, TELEX RELEASE Y EXPRESS RELEASE



Cuando se realiza una importación o una exportación con transporte internacional marítimo  las navieras emiten el Bill Of Lading (BL) o documento de embarque.

El Bill Of Lading (BL) es el documento que confirma que la mercancía del exportador que se envía a un importador ha sido embarcada con el transporte marítimo X. Cuando se realiza una importación o exportación, el BL puede ser un documento físico en papel llamado Bill Of Lading original o puede hacerse una copia del original de forma virtual (Telex Release).

Los BLs los debe enviar el exportador al importador y la elección de hacerlo en original o en Telex Release depende normalmente de si el proveedor tiene o no confianza con el cliente y de si tiene o no asegurado el pago. Si se tiene confianza con el proveedor y el país lo permite puede hacerlo por Telex Release ya que así se ahorra el coste del envío de la documentación por mensajero internacional y sobre todo es una opción rápida y cómoda que puede agilizar el despacho de aduanas.

La diferencia es que si se hace original se necesitará tenerlo en mano para poder entregar la mercancía, por lo que habrá un coste de envío de documentación internacional que normalmente se negocia entre las partes. En cambio, si es Telex Release, se generará una BL original, pero con la copia será suficiente para que la mercancía pueda ser entregada

En el caso del Express Release el documento físico original no existe, por lo que no solo ahorramos los gastos del envío del BL sino también los derivados de su generación. Esta opción es la más rápida y la que evita más gastos, pero es solo recomendable para shippers y consignees que tienen una confianza total; normalmente suelen ser filiales de una misma empresa. La razón es que la protección para un shipper que envía con Express Release es mucho más baja que con las otras opciones.

A continuación, podrán  ver un resumen de las principales diferencias entre el Bill of Lading Original y sus variantes.






viernes, 2 de febrero de 2018

CÓMO SE CALCULA EL PRECIO DEL TRANSPORTE MARÍTIMO DE UN CONTENEDOR COMPLETO




¿Cuánto cuesta el transporte marítimo de un contenedor completo?

Cuando cotizamos transporte marítimo para un contenedor completo, intervienen distintos factores que afectan a su precio final. El coste principal es el flete marítimo. Es lo que podríamos llamar el desplazamiento del contenedor a bordo del barco de un puerto a otro.

Pero aparte de éste, existen otros conceptos asociados al transporte marítimo que tienen impacto en el precio final.

Conceptos asociados al precio del transporte marítimo

Flete marítimo internacional: es el precio del transporte internacional, es decir, el precio de transportar el contenedor desde el puerto de origen hasta el puerto de destino (por ejemplo del Callao a Shanghai, China). En muchas ocasiones el concepto de flete internacional es “all-in”, es decir, incluye todos los recargos de combustible y tipo de cambio que veremos a continuación.

BAF o BUC (Bunker Adjustment Factor o recargo del combustible): éste es un recargo que suele variar mensualmente por zona geográfica en función del destino del transporte. Puede suceder incluso que un país en concreto tenga un recargo específico. Algunas navieras incluyen el BAF dentro del concepto de flete marítimo. El BAF se calcula en base al número de TEUs (Twenty Equivalent Unit) y no por contenedor. Por ejemplo, un contenedor de 40 pies equivaldría a 2 TEUs.

CAF (Currency Adjustment Factor) o ajuste por tipo de cambio: las tarifas no se modifican diariamente por lo que las navieras aplican en algunos destinos un porcentaje sobre el flete. Así se cubren ante cualquier eventualidad y ante las fluctuaciones en el cambio de la moneda.

Gastos de documentación o gastos de B/L: El bill of lading o conocimiento de embarque es un documento que acredita que la mercancía se ha embarcado en un buque determinado. Genera distintos gastos por su emisión y envío, en función de si se trata de un Bill of Lading original, o de una de sus variantes, el Telex Release y el Express reléase (Las diferencias entre el Bill of Lading, Telex Release y el Express se analizaran en otro post para comprender mejor los distintos gastos que implica cada uno de ellos).

Gastos en puerto

THC (Terminal Handling Charge o gastos de carga y descarga en la terminal): cada vez que se carga o descarga el contenedor de un buque se produce este coste. El recargo por THC es repercutido por las navieras al exportador/importador a través del transitario.

T3 o tasas portuarias: la T3 es la tasa que aplica el puerto por la circulación de los barcos en sus muelles y por la utilización de las instalaciones portuarias.

Otros recargos de transporte marítimo que varían en función del destino

Recargo de piratería o Piracy Risk: este recargo se aplica en los envíos que pasan por zonas donde existe riesgo de piratería, por ejemplo, el cuerno de África (Somalia).

Recargo por cruzar un canal: en el caso que la ruta cruce un canal como el de Panamá o el de Suez, suele aplicarse este recargo.

Recargo por congestión: si el envío tiene como destino un puerto donde el tráfico es muy intenso y hay congestión, se suele cobrar un coste adicional por TEU. Un caso habitual donde se suele cobrar este recargo es el de los puertos de Venezuela.

Recargo por EIS (Equipment Imbalance Surcharge): si el destino del transporte marítimo es muy poco habitual y es difícil que la naviera pueda llenar el contenedor de vuelta, se suele cobrar un recargo por devolución del contenedor vacío. Se trata de un recargo muy habitual en los puertos africanos ya que, aunque sí existe tráfico de importación, la exportación es muy limitada.

Precios de transporte marítimo

Si quieres comprender mejor cuál es el impacto de cada uno de estos gastos sobre las tarifas de transporte marítimo, puedes acceder a cotizaciones inmediatas, gratuitas e ilimitadas desde el siguiente link : https://www.icontainers.com/es/
Todas las cotizaciones incluyen un desglose transparente de todos estos conceptos y reflejan el coste real de cada uno de ellos en el precio final.

Tomado del Bolg Containers.
 

viernes, 6 de octubre de 2017

BRANDING EMOCIONAL PARA DESPERTAR EL DESEO DEL CONSUMIDOR

Es la emoción lo que mueve el mundo. No importa si es el deseo, el amor, el arte…, el miedo, la tristeza o el odio. Somos emociones atrapadas en mentes que consumen, en cuerpos que se deleitan en el gozo de las bondades cuyo canto de sirena, mudo o sinfónico, resuena cada día en la melodiosa voz de la publicidad. Nuestra mente no reacciona igual a la lectura de un poema que a un árido texto sin alma. Algún demiurgo determinó, antes de que el tiempo fuera tiempo, que aquello que conmoviera se llamaría arte; y la publicidad pronto aprendió a moverse al son de la lira de las musas.

Discúlpeseme la forzada lírica del comienzo. Tan sólo intento demostrar, desde la humildad del que no es artista pero goza zambulléndose en la mágica explosión de lo poético, cuán diferente cala en nuestro espíritu un mensaje compuesto por palabras que en la frase no sólo dicen, sino que también juegan. Palabras que hablan desde el edén de lo sublime y miran sin recato a los ojos de una efímera emoción. Despojemos ya de estética a este escrito.

Qué es branding emocional

El branding emocional no es nada nuevo: la publicidad ha apelado a nuestros instintos más primarios desde su nacimiento. Innumerables marcas con innumerables mañas, enamoran al consumidor cada día; y lo hacen sin que éste se dé cuenta, porque el amor a una marca no duele. La conexión emocional con el consumidor es fundamental para llegar hasta él en un mundo saturado de mensajes, y las marcas recurren al branding emocional para desencadenar en él un deseo o apego de tipo irracional.

Así, la comunicación en marketing debe enfocarse en convertir a la marca en un ente que desencadene una respuesta emocional en el consumidor, y que tenga un impacto significativo en la vinculación afectiva con la marca. Coca-Cola, por ejemplo, sabe muy bien cómo hacerlo: desde su multicultural “destapa la felicidad” hasta su castizo “benditos bares”, la exaltación de la amistad y el privilegio de disfrutar del momento y la inclusividad ha conectado no sólo con sus potenciales consumidores, sino con las personas. Conozco gente que no bebe refrescos de cola pero siente un irracional apego por esta marca. Y es porque les toca una tecla. En el siguiente vídeo podemos apreciar cómo Coca-Cola utiliza el simbolismo para apoyar un mensaje extremadamente inclusivo.


El branding ayuda a identificar una marca y permite que el consumidor la asocie con unos determinados valores -sean estos tangibles, como la calidad de sus productos, o intangibles, como las cualidades de su “personalidad de marca”-. Teniendo esto claro, entenderemos que en el marco de lo intangible hay marcas sin alma y otras que son todo corazón. Las marcas se sirven del branding emocional para asociarse con sentimientos positivos, con una finalidad comercial. Así, las connotaciones positivas se hacen extensivas a todos sus productos o servicios. Y sus ventas crecen.

El branding emocional persigue lograr una confianza incondicional por parte de los consumidores, una familiaridad que es muy difícil que se rompa. Según el experto en marketing emocional Marc Gobé, los elementos clave son la inclusividad, la sofisticación y la sutileza, y distingue entre la marca emocional y el sentido literal de la conciencia de marca. Famosos son sus “diez mandamientos” del Branding emocional, que podríamos resumir en que, en este campo, los consumidores no son consumidores: son personas. Por ello, la marca ya no ofrece un producto, sino que conecta con la gente a través del valor añadido de la experiencia y la memoria emocional, generando una confianza incondicional que conlleva la preferencia por dicha marca. Es más: a la aspiración por ella, gracias a su personalidad carismática que dialoga con el consumidor y le hace sentir, creando una relación de amor y querencia. Es decir: el branding emocional convierte una marca en ídolo. 

Cómo hacer branding emocional

El branding emocional es una técnica compleja, precisamente porque despierta una emoción que es provocada por los sentimientos, la fantasía y la imaginación del consumidor. No existe un método táctico y explícito, es una comunicación más cercana al arte, a la conexión con el inconsciente de los individuos mediante el uso de referentes y símbolos que apelan a las necesidades ocultas de los individuos, entre ellas la satisfacción de deseos, la catarsis y liberación del sentimiento nostálgico, la seguridad emocional, la satisfacción del ego, la autoafirmación, etc.

En marketing emocional ha de lograr que los consumidores procesen los mensajes de forma implícita, subconsciente. El neuromarketing, por ejemplo, juega el mismo papel en cuanto a mover a compra que el branding emocional lo hace en cuanto apego a una marca.

Los creativos publicitarios utilizan diversas técnicas para lograr una respuesta emocional hacia una marca, que parte de su asociación a un conjunto de valores afines a la misma y afines, a su vez, al público objetivo. Para ello es importante llevar a cabo estudios sociodemográficos para descubrir qué valores o ideas serán capaces de dar lugar a una respuesta emocional. Además, el uso del símbolo cobra gran relevancia en cuanto a que conlleva una representatividad del tema objeto del mensaje, que es interpretado por el individuo, por asociación, en un estrato a caballo entre lo consciente y lo inconsciente.

Convertir la marca en un símbolo no es fácil, pero más difícil es aún lograr que esa identificación tenga una durabilidad en el tiempo. En el branding, como en el amor, tienen mucho peso los valores, tanto ideológicos como experienciales. Mientras que el símbolo de la marca es algo vivo, que se va adaptando a cada momento o sociedad, los valores deben ser algo inmutable, permanecer para siempre. Enbranding, como en el amor, los consumidores son fieles porque obtienen a cambio sensaciones placenteras. En marketing emocional, la marca debe ser capaz de adaptarse a las tendencias de consumo, reinventarse en función de la época y el momento, pero sin perder un ápice de su esencia.

El branding emocional no necesariamente no necesariamente debe ser agresivo, o apelar a emociones extremas. La sutileza es sumamente efectiva y provoca un alto grado de identificación con la marca, como vemos en este viral de la firma de ropa Wren.


Importancia del apego emocional hacia la marca

El deseo de formar un vínculo es una necesidad humana. Por tanto, el éxito de una marca dependerá de si ha logrado o no establecer un vínculo emocional con el consumidor, ya que se asegura su lealtad y fidelidad. Este apego emocional se produce ante la promesa de placer, que motiva al individuo a consumir un producto y a permanecer fiel para volver a experimentar esas sensaciones placenteras. Sentimientos como la simpatía, la ternura, el orgullo o la tristeza o la ira nos mueven día a día en la toma de decisiones y manejan, además, nuestro apego emocional hacia las personas, los objetos o las marcas.

El apego emocional en un nivel superior se considera amor a la marca y, salvando las distancias existentes entre el amor a un ente o a una persona, lo cierto es que en ambas relaciones existe un vínculo emocional de características similares.: un apego tal que puede llegar al punto de generar una necesidad emocional real del cliente hacia la marca. Por ello, los individuos con mayor apego a la marca, normalmente experimentan un compromiso implícito a más largo plazo. En el branding emocional subyacen factores como la relación, la experiencia sensorial, la imaginación y la visión.

Experiencia sensorial y límites éticos en publicidad

La experiencia sensorial desencadena una respuesta emocional en el consumidor. A través de determinados símbolos e imágenes, los individuos experimentan diversos sentimientos, en ocasiones en su máxima expresión: la risa, el llanto, la ira… Por ejemplo, se sabe que la música le habla directamente a nuestras emociones, sin pasar por el tamiz de lo racional. Si le quitamos la música a la escena más trágica de una película, nos costará mucho menos contener las lágrimas. Si hacemos desaparecer la banda sonora en ese momento de tensión que precede clímax, la emoción quedará mermada.

Sin embargo, provocar una experiencia sensorial en el ámbito publicitario hace posible que las marcas manipulen las emociones del consumidor. Y cuanto más irracionales son las emociones que se evocan (gracias a la imaginación y la visión del consumidor), mejor funciona. Este juego con las emociones del consumidor hace que muchos se pregunten dónde están los límites éticos del branding emocional: ¿es moral manipular las emociones humanas, ahondar en la parte más irracional y primitiva de sus cerebros con un fin comercial? El mero hecho de mover a la acción a un consumidor a través del estudio de la psique del individuo hace que nos planteemos, al menos, si es adecuado recurrir a mensajes con componentes subliminales.

El principal dilema al que se enfrentan las marcas tiene que ver sobre si es ético arraigar en el consumidor la falsa creencia de que los productos o servicios van a proporcionar un bien intangible, un bien que no es de mercado, a causa de que la publicidad crea un patrón de lo que debe ser la buena vida, haciendo que los consumidores se miren en un espejo que distorsiona el concepto que deben tener de lo que es la felicidad y generando en ellos un estímulo constante al consumo.



Branding emocional aplicado al marketing digital

El branding emocional es un modo de hablarle al consumidor o, mejor dicho, a sus emociones, por tanto es un método que trasciende al soporte. Es decir, no hay diferencia sobre publicidad tradicional u offline y publicidad online. Sin embargo, el canal digital ofrece un espacio en el que el branding emocional cobra mayor gran importancia: nos referimos a las redes sociales. Un mensaje que hace que el consumidor se vincule emocionalmente a una marca a través de su identificación con ella encuentra en el Social Media un ecosistema perfecto, debido a la predisposición y receptividad del usuario cuando se encuentra en estos espacios asociados al ocio y las relaciones humanas. Además, su capacidad para albergar contenido multimedia y que éste pueda ser compartido entre iguales, mueve al engagement y la viralización. Y son el entorno natural en el que se mueve el branded content.

Si hablamos de soporte no cabe duda de que el vídeo es el gran aliado del branding emocional. La posibilidad de incorporar imagen en movimiento y música, sumado a su capacidad para contar una historia de forma sintética y visual, convierte al vídeo en el principal soporte desde el que las marcas pueden hablarle a las emociones del consumidor. Pero no es el único: también la imagen o una frase concreta puede lograr que nos enganchemos emocionalmente a una marca.

Storytelling en branding emocional

Tanto si el soporte es el vídeo, como si se utilizan otros espacios, la importancia de cómo contemos la historia será determinante para remover algo dentro del receptor. En este sentido, la relación del storytelling y el branding emocional es muy estrecha, y su importancia es directamente proporcional a la dificultad que entraña contar una historia de modo que sea capaz de remover algo dentro del consumidor, un sentimiento incontrolable que lo vincule emocionalmente con la marca de forma inmediata.

No podemos olvidar que, en su dimensión antropológica, el hombre tiene la necesidad de contar historias y recibirlas como un proceso fundamental para su comprensión del mundo. En branding emocional no cabe la comunicación directa, se hace necesario llegar a lo más hondo del consumidor mediante una historia que eleve sus sentidos y haga posible esa conexión con la marca, historias emocionantes que acaricien la sensibilidad del consumidor y le lleguen al corazón. El storytelling hace posible la humanización de la marca y la convierte en algo de lo que el usuario puede, entonces, enamorarse.

Evidentemente el arte de contar historias o storytelling no es algo propio del branding emocional, lleva con nosotros desde el principio de los tiempos, presente en las expresiones artísticas y la transmisión oral de historias de todas las culturas, en cada una de las cuales surge de manera natural y espontánea. Hablarle al consumidor a través de un cuento hará que nos entienda en otro plano, en esa dimensión antropológica profunda y ancestral que es también la que alberga las pasiones.