miércoles, 20 de julio de 2016

¿PUEDE EL CASO VOLKSWAGEN REPETIRSE EN PERÚ?



Por: Eduardo Herrera Velarde



La respuesta es sí. El caso Volkswagen -desde luego salvando las proporciones- puede repetirse en Perú. De hecho, es muy probable que ello esté aconteciendo constantemente (y quizá sin que los puestos de dirección lo sepan con claridad).




¿Cómo podría ocurrir un evento semejante? Pues muy sencillo: para evidenciarlo recapitulemos brevemente qué sucedió en ese tan afamado caso que- en mi posición- es icónico en lo que a desastres corporativos se refiere.



El mito que encierra, en general, a los casos calificados como escándalos corporativos con tintes penales es que se trata de empresas disfrazadas; es decir, una fachada que funciona como empresa y en realidad es una organización criminal. Falso. En el caso en análisis lo que sucedió es que, primero, había una política comercial de venta agresiva, como sucede en todas las empresas del mundo. Esta política se traducía en la idea –necesidad-  de vender lo más que se pueda. Hasta la fecha no he conocido una empresa que haga lo contrario.



La distorsión radicó en que esa política comercial agresiva no implica necesariamente usar la frase “vender como sea”, pues ello equivale a dejar firmado un cheque en blanco y con fondos. A los “comerciales” de Volkswagen no se les ocurrió mejor cosa que hacer una pequeña trampita en los vehículos que vendían (la instalación de los famosos softwares), y el resto, ya es historia. El resultado como se sabe, fue efectivamente desastroso.



Ahora bien ¿en cuántas empresas peruanas este tipo de situaciones se pueden repetir e incluso diariamente? El ya famoso “ve tú como haces, pero arréglalo” puede equivaler a colocarse las esposas al funcionario ejecutor que, queriendo hacer lo mejor para la empresa en términos comerciales, termina endosando ese cheque en blanco al Gerente para que este sea invitado a la “fiestita” de la investigación penal.



Pongamos dos ejemplos que me ha tocado ver en la realidad. Una empresa con alta exposición a accidentes laborales y un Gerente que no controla. El riesgo para el ejecutivo es palpable, pero no por “solidaridad” que en el Derecho Penal no existe, sino porque Gerente no hizo nada.



Otro ejemplo. Una empresa que requiere obtener una licencia de funcionamiento y al encargado de hacerlo no se le ocurre mejor idea que un “engrase” de la pesada máquina pública. Mismo escenario. Entonces no hace falta sea una banda ni organización criminal para estar íntimamente ligado a líos penales. La exposición es más común de lo que se cree.



Seguramente pasará algún tiempo para que una empresa peruana tenga las características de Volkswagen (aunque espero que este tiempo sea mínimo). Sin embargo, el mismo patrón de comportamiento (política comercial agresiva, pasividad gerencial, riesgo penal inminente) puede, nuevamente, ser más común de lo que creemos.